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Mostrando las entradas etiquetadas como cumpleaños

Del porqué de mis palabras

  03:12 am      No puedo dormir, pero está bien. Lo que pasa es que mis pensamientos hoy quieren gritar. Me he dado cuenta que mandarlos a callar simplemente no funciona, tengo que dejarlos hablar todo lo que quieran. Por eso estoy aquí, escribiendo lo que me cuentan: lo bueno, lo malo y lo perturbador; lo que sea, siempre tan intensamente.      Esta noche están particularmente inquietos. Sucede que es mi cumpleaños, y desde que migré me causa contradicción celebrarme cuando sé que he sido causa de mucho dolor; celebrarme cuando siento que he perdido mi norte, mis metas, mi propósito tan apreciado y descubierto con tanta dificultad. Me cuesta ser feliz en un día como hoy. Y eso es lo que le pasa a mis pensamientos. Entonces me rindo, prefiero dejar de luchar contra ellos porque mira, ya son las 3 de la mañana y todavía no me dejan dormir. Tienen mucho que decirme o mucha necesidad de expresarse.      ...

Cumpleaños feliz

(Sólo para Venezolanos, en Venezuela) [Hoy es el cumpleaños de… ¡Salúdala en su día!] [Suspiro…] [Gruño…] No quiero. Lo siento. Se me quitaron las ganas de felicitar a la gente en sus cumpleaños. Y no es porque haya aceptado a más gente en esta red de la que en realidad me provoca saludar. Es que se me quitaron las ganas de felicitar… [Suspiro…] Bueno, te voy a felicitar igual. No importa que yo sepa que no será un cumpleaños genial porque sé que estás donde yo estoy y conozco muy bien mi lugar. “¡Feliz cumple!”... No. “¡Felicidades!”... No. “¡Que la pases b…” [Gruño…] ¡Qué difícil felicitar! Mmm… un dibujo mejor de esos cursis: “Que el Señor te conceda todo lo que anhela tu corazón” y un oso sosteniendo tu corazón…” ¡Ah! [Suspiro de frustración...] Sí te voy a felicitar, en serio. A pesar de tantas cosas ¿Por qué te ibas a quedar sin felicitación, verdad? Es lo que nos falta ¡Que hasta las felicitaciones nos las quiten! Que les pongan un impuesto o las ra...

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Con nuevos bultos donde antes habían curvas, no podía agradecerle a su cuerpo el regalo que le hacía, a sus veinticinco años, de ocuparse de él. Tampoco faltaban los comentarios de las personas que la veían después de un tiempo: “¡Estas gooordita!” “¿Y esa barriguita?” “La buena vida ¿verdad?”. No le era fácil admitir que había cambiado y que ahora tenía que aprender a vivir consigo misma. Ella había visto los bultos crecer; una vez intentó hacer algo al respecto pero éstos regresaron con más fuerza y ocupando más espacio. “Súper” Pensó antes de salir. Se miró. Suspiró...  El reto de sus veinticinco años le recuerda que es humana. © 2012 Grecia Albornoz