Esto es una historia basada en hechos reales, MUY reales. Él ya estaba despierto, llevaba una hora trabajando en la habitación que condicionamos como home office . Podía escuchar a través de las paredes cuando hablaba por teléfono o ponía algún video en su computadora. Se acercó tímidamente, me abrazó y preguntó: -“¿Cómo amaneciste?”. -“Bien”. Y exploto: “¡Es que estoy muy sugestionada por la visita de tu primo! ¡Anoche me picaba mucho la garganta y tuve que toser! ¡Lo siento, sólo se me calmó así!” -“¿Pero ya te sientes bien?” preguntó. “¿Por qué no tomaste agua? Debiste haber tomado un trago (señala el ron en la alacena). Sí, un traguito y así se te quitaba.” No lo hice. En pleno ataque de tos fui al baño para terminar de toser y luego bajé angustiada a buscar el bolso donde guardamos las mascarillas de tela, me puse una y subí a acostarme nuevamente. ¿Y si estoy enferma? Uno de los primeros síntomas es el picor de gargant...
¡A buen entendedor, pocas palabras! A word to the wise is enough!